viernes, 21 de julio de 2017

LA PIEL QUE HABLA - Para los Viernes creativos de Ana Vidal




Todos los pliegues hablan. Los de las sábanas, los del edredón que apenas cubre el cuerpo desgastado. Estos pliegues son suaves, dulces, en comparación con los tuyos propios, duros como pedernal. Después de cada encuentro te reduces a la nada. Te recluyes en tu ovillo, con la esperanza de regresar al feto que fuiste, cuando nada te hacía daño, cuando flotabas confiada, cuando no sabías lo que te esperaba afuera, en la luz pálida que te rodea ahora.
Quisieras alejarte de ese lecho que es tu modo de vida. Pero no puedes. No sabes cómo hacerlo. Quizás cuando tu espalda sea una mancha oscura y nada tenga ya remedio. Quizás entonces, seas feliz.


https://elbicnaranja.wordpress.com/2017/07/21/viernes-creativo-escribe-una-historia-196/comment-page-1/#comment-6249

martes, 11 de julio de 2017

TRES MICRORRELATOS INÉDITOS EN LA REVISTA QUIMERA



Después de la publicación del libro de microrrelatos Luna de Perigeo, el escritor y profesor de talleres literarios y paisano mío también, me invitó a participar en la revista Quimera.
Le envié, tal como me pidió, cinco o seis microrrelatos completamente nuevos.
Me siento muy feliz de que tres de ellos hayan sido publicados en el número 404 correspondiente a los meses de Julio y Agosto.

viernes, 7 de julio de 2017

FIN DE TRAYECTO - Para los Viernes Creativos- Para Ernesto Ortega



Llevaban semanas preparando la huida. Él llevaría una gabardina de color marrón, como los detectives de sus novelas, como Humphrey Bogart, el atuendo más indicado para andar por Nueva York. Ella le pidió prestado un vestido rojo, con mucho vuelo, a su compañera de habitación. Ya no era rubia, pero tampoco importaba demasiado.
Se miraron en el espejo. Se rieron, nerviosos. Brindaron con agua. Tragaron todas las pastillas a la vez. Tosieron. Volvieron a reír, se besaron y se tomaron de la mano.

A la mañana siguiente, cuando los encontró la enfermera del asilo, ellos ya estaban a los pies de la Estatua de la Libertad.


sábado, 1 de julio de 2017

ORGULLO FAMILIAR





Imagen tomada de la red

En la casona de la abuela los silencios estaban pegados a las paredes. Intuíamos que las habitaciones cerradas contenían algo más que recuerdos, objetos inamovibles de nuestros familiares. Una en especial, en el piso superior, cerca de la buhardilla, estaba siempre cerrada con llave. La cocinera nos confesó que la habitaba el fantasma de un hombre. Por eso estaba cerrada, para evitar que saliera a molestar. Jamás se podía pronunciaba su nombre. Traía mala suerte. 

Éramos niños, atraídos por el misterio de esos silencios, con la curiosidad rebosando por los poros. En cada visita a la casona nos escurríamos hacia la puerta de esa habitación. En voz baja llamábamos al fantasma esperando que atravesara las paredes y se manifestara. Nunca dejábamos de intentarlo. Pero en lugar del fantasma aparecía la abuela, observándonos desde su silencio abrupto. Ninguna de nuestras triquiñuelas surtía efecto, no había forma de engañarla. Ella sí que se manifestaba en cualquier lugar de la casa, como si fuera varias personas. Hasta que…

Una conversación, palabras musitadas. Una carta sobre la mesa. Un niño que lee un remite que nos sorprende. Y una pregunta inocente. Y tras un instante de turbación, las máscaras comienzan a caer. Un estruendo de palabras rotas, memorias engañadas, orgullo mal entendido, temor al qué dirán. Las miradas desconcertadas sobre la abuela. Lágrimas de vejez, quizás de arrepentimiento. De soledad. Y la pregunta varias veces repetida.


      Abuela, ¿quién es Angélica? 


Relato para #historiasconorgullo de ZENDA.