Todos los pliegues hablan. Los de
las sábanas, los del edredón que apenas cubre el cuerpo desgastado. Estos
pliegues son suaves, dulces, en comparación con los tuyos propios, duros como
pedernal. Después de cada encuentro te reduces a la nada. Te recluyes en tu
ovillo, con la esperanza de regresar al feto que fuiste, cuando nada te hacía
daño, cuando flotabas confiada, cuando no sabías lo que te esperaba afuera, en
la luz pálida que te rodea ahora.
Quisieras alejarte de ese lecho
que es tu modo de vida. Pero no puedes. No sabes cómo hacerlo. Quizás cuando tu
espalda sea una mancha oscura y nada tenga ya remedio. Quizás entonces, seas
feliz.
https://elbicnaranja.wordpress.com/2017/07/21/viernes-creativo-escribe-una-historia-196/comment-page-1/#comment-6249
Como siempre admiro la capacidad de crear un texto en tan poco tiempo. Triste historia de soledad y escasez
ResponderEliminarGracias por comentar señor Ximens
ResponderEliminar